Nuestro amado Ernest nos dejó el 10 de agosto del año 2012. Sólo un mes más tarde, mientras estaba durmiendo, soñé que los dos nos sentíamos inmensamente felices porque habíamos descubierto algo que, si éramos capaces de hacerlo, mucha gente dejaría de sufrir. Supe que me estaba hablando de aquello que empezábamos a vivir: que la muerte no existe, que no es un final, que todo continúa. Es un libro de esperanza, de descubrimiento constante y de amor infinito. Lo estamos escribiendo entre los dos, mi hijo y yo. Él desde la dimensión dónde ahora Es, y yo desde
aquí. Entre los dos, hay un puente que comenzamos a construir cuando él estaba aquí físicamente y que continuamos construyendo ahora; un puente que tiene por material el amor incondicional y que hacemos crecer con las herramientas de la confianza, la alegría, la gratitud y la magia.
“Era un ángel que andaba su camino.
Paraba unos años en nuestra casa;
Nos partimos el pan, y todo era alegre.
Ahora se ha vuelto a ir”
(TRADUCCIÓN DE UN POEMA DE JOAN TEIXIDOR)
Este ángel es nuestro hijo Ernest. Y estas páginas son el reflejo de la luz que nos dio en los 14 años que vivió con nosotros. Y como esta luz que él es, ha iluminado nuestro camino a partir del momento que se volvió a ir y la vida se nos volteó.
Contra todo pronóstico, éste es un Libro de Vida después de la Vida.
Mª Dolors Beltran (Tona, Barcelona, 1958).
Mi sueño de niña era vivir sola en una cabaña de madera en medio del bosque, en compañía de los animales, a quienes protegería siempre, amaría y me amarían. Me encantaba leer. Los libros formaron parte de mi vida desde muy pronto. Me ayudaron a soñar, a conocer nuevas tierras, nueva gente, nuevas maneras de vivir, e hicieron nacer en mí el deseo de viajar, el anhelo de libertad y de vivir experiencias que nunca me ha abandonado. Viví el fin de las fantasías infantiles como una fractura y me resistí a admitir que todo aquello bonito y maravilloso no existiera de verdad. No lo quise creer, y siempre lo he mantenido vivo dentro de mí.
Quizá por esto me incliné hacía los niños, para que nunca dejasen de creérselo. Quizá por esto me hice maestra de los más pequeños. No podía imaginarme encerrada en ningún trabajo que no me permitiera ver el cielo, comunicarme, disfrutar; quería un trabajo que me permitiera amar y compartir todo el mundo que sentía crecer dentro de mí. Siempre he sentido que mi vida es un ir y venir de experiencias multicolores, de frías y de calientes, pero siempre muy intensas. Cuando son calientes, son muy calientes; y cuando son frías, son muy frías. Con tantas experiencias, aún me quedaba por vivir la que ha sido la más importante de mi vida, la que ha removido mi alma y ha sacudido mi ser de arriba a abajo: ser madre.
El amor, aquel amor que siempre he sentido en mi vida, se multiplicó con la llegada de mi hijo y se ha convertido en eterno, incondicional, sin marco, sin expectativas, sin condiciones. Mi hijo es el gran viaje de mi vida; la gran libertad de sentir de mi vida; la aventura más grande de mi vida, que no hubiera podido nunca imaginar. Y que estoy viviendo.
He escrito mucho, muchísimo, desde que Ernest regresó a la luz que somos y que siempre seremos, porque la información y el amor que nos da han llenado hojas y más hojas y no tiene final. La vida es inmensa, no se acaba nunca. Éste es nuestro primer libro, y siento que no será el último porque esta experiencia es infinita y late dentro de mí para renacer una y otra vez al exterior. Gracias a todas y a todos por abriros a compartir nuestra experiencia de vida. Ojalá encienda en vosotros la pasión de abrir las alas y volar más allá de lo que siempre habéis soñado.
Fuente de información: Editorial Punto Rojo , Blog del libro , Canal YouTube Mindalia Televisión
Mi sueño de niña era vivir sola en una cabaña de madera en medio del bosque, en compañía de los animales, a quienes protegería siempre, amaría y me amarían. Me encantaba leer. Los libros formaron parte de mi vida desde muy pronto. Me ayudaron a soñar, a conocer nuevas tierras, nueva gente, nuevas maneras de vivir, e hicieron nacer en mí el deseo de viajar, el anhelo de libertad y de vivir experiencias que nunca me ha abandonado. Viví el fin de las fantasías infantiles como una fractura y me resistí a admitir que todo aquello bonito y maravilloso no existiera de verdad. No lo quise creer, y siempre lo he mantenido vivo dentro de mí.
Quizá por esto me incliné hacía los niños, para que nunca dejasen de creérselo. Quizá por esto me hice maestra de los más pequeños. No podía imaginarme encerrada en ningún trabajo que no me permitiera ver el cielo, comunicarme, disfrutar; quería un trabajo que me permitiera amar y compartir todo el mundo que sentía crecer dentro de mí. Siempre he sentido que mi vida es un ir y venir de experiencias multicolores, de frías y de calientes, pero siempre muy intensas. Cuando son calientes, son muy calientes; y cuando son frías, son muy frías. Con tantas experiencias, aún me quedaba por vivir la que ha sido la más importante de mi vida, la que ha removido mi alma y ha sacudido mi ser de arriba a abajo: ser madre.
El amor, aquel amor que siempre he sentido en mi vida, se multiplicó con la llegada de mi hijo y se ha convertido en eterno, incondicional, sin marco, sin expectativas, sin condiciones. Mi hijo es el gran viaje de mi vida; la gran libertad de sentir de mi vida; la aventura más grande de mi vida, que no hubiera podido nunca imaginar. Y que estoy viviendo.
He escrito mucho, muchísimo, desde que Ernest regresó a la luz que somos y que siempre seremos, porque la información y el amor que nos da han llenado hojas y más hojas y no tiene final. La vida es inmensa, no se acaba nunca. Éste es nuestro primer libro, y siento que no será el último porque esta experiencia es infinita y late dentro de mí para renacer una y otra vez al exterior. Gracias a todas y a todos por abriros a compartir nuestra experiencia de vida. Ojalá encienda en vosotros la pasión de abrir las alas y volar más allá de lo que siempre habéis soñado.
Conferencia de Dolors Beltran y Gilberto Sandoval
en Mindalia Televisión.
"..yo soy Dolors y él es Gilberto, pero para todo el mundo aquí es Chicho y este es nuestro hijo Ernest. Estuvo 14 años con nosotros, y con esos 14 años de amor nos ha llenado la vida para siempre.
Ernest ha sido, y es, siempre ante todo amor.
Cuando vino, nos llenó de felicidad, y cuando se fue, que se fue en el año 2012, empezó una experiencia de amor, que no se ha acabado nunca, ni se acabará.
Ernest, como he dicho antes, era amor, y para nosotros, lo que nos ha enseñado él cuando estaba aquí, en esos 14 años, ha sido cómo se tenía que vivir, cómo hemos de vivir esta vida.
Ernest era acción, era alegría, era felicidad, era facilidad, todo le era fácil, todo nos lo ponía fácil y vivió intensamente. Intensamente, muy querido, muy amado, amaba a todo el mundo y todo el mundo lo continúa amando.
Entonces, cuando Ernest se fue, a nosotros nos enfrentó a la experiencia de tener que vivir la muerte, la separación física de un ser tan querido, que quizás es la...digamos, es el miedo más grande que podemos tener en esta vida, que es la de perder un ser amado.
Y, lo que hemos aprendido, que nos hemos dado cuenta es que cuando la experiencia -es esto, es una experiencia, tu no la puedes apartar, no puedes mirar a otro lado, es lo que tienes- cuando Ernest se fue nosotros empezamos a vivir esta experiencia sin escondernos, no queríamos escondernos, no queríamos huir de ella sino, que lo que hicimos fue adentrarnos en ella, porque si nuestro hijo se había ido, nosotros teníamos que saber dónde estaba y teníamos que seguirlo, y teníamos que entender, comprender o queríamos vivir lo que estábamos sintiendo, porque si una cosa nos enseño Ernest enseguida, es a sentirlo, porque a nuestro hijo, ya el mismo día que se fue lo sentí. Yo sentí como me abrazaba, sentí en mi corazón una calidez inmensa y oí sus palabras que me decían: "Mamá no llores, todo está bien" y sentí dentro de mi una voz que le decía: "ya lo sé cariño mío, gracias".
Y a partir de aquí, a partir de realmente darme cuenta de que Ernest continuaba existiendo, osea que no se había ido, que realmente su cuerpo físico sí se había ido, pero él no, él estaba allí, y yo lo escuchaba, yo lo sentía. Y esto fue para nosotros de una gran ayuda, esta fue la primer experiencia, de sentir a Ernest porque nunca, nosotros lo hemos sentido muerto a Ernest. Osea, Ernest físicamente no está, pero él continúa con nosotros y su amor es tan grande y el amor que compartimos fue tan grande que esto no se rompe..."
_¿Cómo saben que está con vosotros? ¿De qué manera se manifiesta?
-DOLORS: Se ha manifestado de muchas maneras. Primero, ya te digo, sintiendo su voz dentro de mi y reconociendo su voz. Y luego, se manifiesta también físicamente conmigo, se manifiesta cuando...aveces con un cosquilleo aquí en la corona, o cuando su energía me abraza, que es como una corriente eléctrica que persiste ahí. También se ha manifestado en sueños, en muchos sueños, se manifiesta cuando yo hablo con él y en ese momento hay una estrella fugaz que pasa cuando yo hago una pregunta, se manifiesta, ahora ya en todo lo que es belleza, ahí donde hay amor, en donde hay una emoción preciosa, ahí está Ernest.
Ernest está ahora... es como que está integrado en todo mi cuerpo, en toda mi alma, en todo mi ser, y sobre todo me hace sentir feliz, y me hace saber que nada de lo que me pasa es una adversidad, sino que, realmente las cosas vienen para que reconozcamos el amor detrás de ellas. Osea, así es como yo lo siento a Ernest, en todo. Y sobre todo cuando lo siento, siento su voz y empiezo a escribir, a escribir sin pensar todo lo que me dice y después cuando lo leo digo: "madre mía, cuánta sabiduría en esas palabras, que ni tan solo han pasado por aquí, sino que vienen de una parte nuestra, que tenemos todos dentro y que existe ahí, que es nuestra alma, nuestra inspiración".
Ernest está ahora... es como que está integrado en todo mi cuerpo, en toda mi alma, en todo mi ser, y sobre todo me hace sentir feliz, y me hace saber que nada de lo que me pasa es una adversidad, sino que, realmente las cosas vienen para que reconozcamos el amor detrás de ellas. Osea, así es como yo lo siento a Ernest, en todo. Y sobre todo cuando lo siento, siento su voz y empiezo a escribir, a escribir sin pensar todo lo que me dice y después cuando lo leo digo: "madre mía, cuánta sabiduría en esas palabras, que ni tan solo han pasado por aquí, sino que vienen de una parte nuestra, que tenemos todos dentro y que existe ahí, que es nuestra alma, nuestra inspiración".
-GILBERTO: "Yo, en la búsqueda de poder acercarnos a su nueva realidad, a la realidad de Ernest que ya no es la terrenal, yo comencé experimentando las sensaciones en reiki, cuando me hicieron una sesión de reiki, las primeras, porque entendí que ahí hay una manifestación energética que no le hemos dado mucha importancia, pero está presente. Y me interesó mucho conocer qué era el reiki y haciendo los tres niveles, tres primeros niveles -el cuarto no- aun no siento la necesidad de hacerlo, tengo bastante con el tercero. Llega un momento, que como tu canalizas energía para armonizar a la persona que necesita ayuda, en este canalizar energía a través de las manos -que alguno de ustedes conocen, y los que no supongo que ya buscarán información- cuando yo estoy canalizando, la presencia de mi hijo aumenta. Y en algún momento, no visual, no con nuestros ojos físicos, con otra mirada, con una mirada para la que tengo que aislarme de todo, de los pensamientos, de todo, yo he podido mirar a mi hijo, y escucharlo hablar y decirnos cosas. Aveces cuando le hago las sesiones de reiki a Dolors me ha pasado, bueno me pasa siempre, tenemos una conexión nosotros dos, bueno nosotros tres, y siempre sentimos y vemos, notamos su presencia. Vemos no, porque no es físico, pero notamos su presencia y su palabra que también nos dice.
-DOLORS: "... Porque una cosa que también aprendes cuando un ser querido se va, es que ya no te sirven los sentidos físicos a los que estamos acostumbrados, osea, ya no podemos verlos con estos ojos, no podemos tocarlos, pero hay otros sentidos que se despiertan, que los tenemos todos pero que no los desarrollamos porque no los necesitamos cuando estamos todos aquí. Es el sentido de la intuición, el sentido de la percepción, aquella -no sé si sería corazonada- aquella certeza que te viene de la intuición y de la percepción y del descubrir, el de aprender a mirar con otra mirada que no es la física, que no es con estos ojos. Aprender a escuchar y a discernir la voz que te llega y en el caso de Chicho...a nosotros nos ha abierto un canal que desconocíamos totalmente. Si a todo lo que nos ha pasado desde que Ernest se ha ido, para nosotros ha sido un descubrimiento que nos ha ido llegando sin buscarlo. Nos ha ido llegando, yo creo que por la conexión que tenemos con él, por nuestra fe en él, por nuestro amor, por el amor que hemos vivido y por el amor que queremos seguir viviendo, con él, con nosotros y con la vida, con la vida.
Y luego están también las señales, señales que cada uno debes saber encontrar, porque realmente hay muchas señales que nos dejan, pero tienes que ser capaz de verlo, de creer en lo que realmente sientes, porque las señales no son extraordinarias, no son maravillas, no, son cosas cotidianas, pero que cuando en un momento que para ti te llevan el recuerdo, o te llevan la presencia de la persona que se ha ido, es como una referencia, tienes que creer en esto, tienes que sentirlo. Y después cuando se repiten otra vez, o cuando, ni tan solo piensas y hay algo que te llama la atención, porque te viene a la memoria algo que has vivido con él, o alguna frase que habías dicho, o alguna palabra, algún gesto, cualquier cosa que para ti tenga sentido, esto es una señal, pero tienes que reconocerlo y tienes que creerte lo que estas sintiendo, porque si pones la mente diciendo "uy que tontería", tu misma te cierras la ventana a aprender cosas nuevas, tienes que creer en lo que sientes, y tienes que estar alerta. Saber que realmente ellos, lo que desean es conectar con nosotros, que sepamos que están ahí, que nos quieren y que nos ayudan, y esto es básico, es básico para poder sentir y avanzar en este camino."
Ver la conferencia completa en el video.
Transcripción del audio, Ana R.
Dibujo hecho por Ernest |
"Mamá, como tú dices, no hay separación.
Tus palabras son mis palabras.
Camina sin miedo; siente sin miedo.
Arriésgate a sentir, a pensar, aquello que temes.
Ve allí dónde temes ir.
Descubrirás que los miedos son tan sólo creencias limitadoras
que has tomado e incorporado, consciente o inconscientemente,
en algún momento u otro de tu pasado.
Descubrirás que más allá del temor y del miedo,
está el camino que deseabas,
aquel que ha de llevarte a ver nuevos paisajes,
a escuchar nuevos sonidos,
a vivir nuevas experiencias...
Más allá de todo aquello que tememos,
está el resplandor de nuestra alma.
Sé sincera contigo misma.
No temas mirarte al espejo.
Cuanto más vacía estés de ti,
cuanto más transparente te vuelvas,
más reflejarás tu luz.
Si tu camino es la libertad, mamu,
deja atrás cualquier tipo de miedo o de temor.
Quedarás sorprendida de lo fácil que es caminar sin ellos.
Te quiero, mamá. No hay inicio ni final. Todo continúa,
Todo es aquí y ahora: Libre, mágico e increíblemente grandioso.
Mamu, ¡Qué bonito es nuestro amor!
No hay nada que pueda con nosotros."
Mensaje de Ernest-12 de enero de 2018
Fuente de información: Editorial Punto Rojo , Blog del libro , Canal YouTube Mindalia Televisión
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