La melodía del tiempo de José Luis Perales

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El Castro es un pueblo tradicional de Castilla que, durante mucho tiempo, se ha resistido a caer en el olvido. Los habitantes han soñado, vivido y amado por sus calles de tierra, a la sombre de los olmos centenarios, frente a la vieja iglesia de San Nicolás o en el mirador alto que da al río. Pero, aunque los años pasan y los más antiguos del lugar ven cómo sus descendientes abandonan las casas que les vieron nacer, siempre hay alguien que regresa para hacer frente a la nostalgia y recordar cada una de sus historias. Como el primer amor de Evaristo Salinas, el relojero sordomudo; o el largo viaje de Victorino Cabañas en globo aerostático; o la pasión de Claudio Pedraza truncada por el estallido de la guerra; o la belleza legendaria de la gitana Cíngara y su local excavado en una cueva... Historias que son también el relato del siglo XX en España con El Castro como testigo y protagonista principal de un libro que llegará al corazón de los lectores.

José Luis Perales

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José Luis Perales, nació el 18 de enero de 1945 en el pueblo de Castejón, a 65 km de la ciudad de Cuenca-España.
Desde muy pequeño mostró devoción por la música y aprendió a solfear de la mano de un antiguo maestro, lo que lo llevó a tocar el laúd con tan solo 6 años. A los 14 realizó sus primeras composiciones, pero no fue sino hasta los 23 que presentó sus primeras canciones a las discográficas.

Hasta los 16 años vivió en su pueblo natal, para luego mudarse a Sevilla donde estudió electrónica en la Universidad Laboral de Sevilla. Continuó sus estudios de peritaje en Madrid al mismo tiempo que trabajaba como electricista. Fue en ese entonces donde comenzó a escribir canciones, en principios para interpretes, hasta que en 1970 conoce al productor Rafael Trabucchelli quien lo convence de grabar sus propias canciones, lo que supuso para Perales un giro radical en su vida.

Su debut fue en el año 1973 con el álbum Mis Canciones, con el que vendió 30 millones de copias en todo el mundo. Al año le llegó su primer disco de oro en Argentina, por su canción "Celos de mi guitarra", premio que dio paso a un centenar que a lo largo de su carrera le estarían esperando. 

Reconocido mundialmente por ser un cantautor, compositor, productor y escritor español, es considerado también como uno de los autores más prolíferos y exitosos de su país.

Sus letras son poemas que hablan del amor, la nostalgia y la paz. Ha realizado 27 producciones musicales y registrado más de 510 canciones como autor.

Con la canción "Que canten los niños", el artista comienza un camino en el activismo social, compromentiéndose con la causa, que lleva adelante Aldeas Infantiles SOS. Ese interés surge cuando en una gira que estaba realizando por América, a principio de la década de los 80, conoce en Argentina la historia de unos hogares tutelados por mujeres, que se hacían cargo de la atención y cuidado de niños desamparados que procedían de hogares marginales y problemáticos. De regreso a su país, entra en contacto con el presidente de la organización en España, el señor Juan Belda, quien le explica la labor que desarrollaban en todo el mundo en favor de la infancia marginada.
Perales movido por la necesidad de ayudar a la causa pregunta cómo podía colaborar, y acepta la propuesta de Belda de componer una canción que promueva la labor y que forme parte de uno de sus discos. Y así nace la canción que luego se transformaría en el himno de Aldeas Infantiles SOS, cuyos derechos de autor fueron cedidos a la organización. 

En 2015 se lanza como escritor de novelas, de la mano de La melodía del tiempo, a la que denomina su canción más larga: "He dedicado mi vida a poner música a las historias cotidianas de la gente -ha declarado el autor-. Por primera vez, después de tantos años, las letras no tienen música, solo el relato de la vida en un lugar en el que las vivencias de sus personajes no tienen más música que la melodía del tiempo. He escrito mi canción más larga".

Luego llegaron:
-La hija del alfarero. 2017

-Al otro lado del mundo. 2020

Entrevista al autor 

programa Conversatorios en casa de América de rtve

-¿Cómo surge esta aventura literaria?

-Pues en realidad, el dedicarme a hacer algo literario, más largo que una canción, pues surge cuando estoy un día en Montevideo, en una gira, y estoy en la habitación del hotel -la ventana daba a una costanera, que es donde pasaba la gente, como un paseo marítimo del Río de la Plata, y ahí pasaba la gente, y ese es el sitio de pasear- y de repente quedaba un tiempo para el concierto por la noche, y ese tiempo muerto me pone muy nervioso. Yo puedo escribir. Y agarré unos cuantos papeles de los hoteles, de cartas, y empecé a escribir, a describir un poco lo que pasaba por ahí abajo. Pasaba una señora rubia, gorda, con dos perros muy grandes, paseándolos, y el perro se le escapaba, la señora iba luchando porque se la llevaba el perro con la fuerza, casi la arrastraba, yo lo escribía. Luego llegó un señor con un 600, un Fiat 600, y entonces me acordé cuando yo tenía 18 años que me lo compré -un Fiat 600 de cuarta mano- y volví a mi adolescencia de ese entonces. Luego llegaron una pareja de novios, se sentaron a orillas del río, y esas cosas de los novios, que si ji ji ja ja, y ese beso y esas cosas, y va anocheciendo, y cuando ya casi es de noche llega un músico, se sienta en un morro que había con un cañón de la época de la colonia -y ahí es un sitio donde la gente se sentaba a ver el río, a charlar- y ahí se sienta el músico, se sienta a tocar. Tocaba una melodía muy monótona, muy monótona siempre lo mismo, y yo intuyo que es que estaba aprendiéndose algo, una canción. Yo escribo. Y finalmente digo, bueno posiblemente ese músico un día será un gran músico conocido en todo el mundo, y yo podré presumir, de que yo lo he descubierto esta noche. Es el principio por lo que empiezo a escribir y a describir con tiempo y sin limite de espacio, y ahí saboree el placer, esa liberación del corsé que supone escribir una canción que debe de durar tres minutos nada más.

-Y que hay que ponerle música.

- Ya estamos en lo de García Márquez otra vez, ves, él era un libre, un libre total a la hora de escribir, yo era un pobre preso de un tiempo. Y ahí es donde se me ocurre escribir. Entonces escribo, y empiezo a escribir sobre cosas que conozco, cosas que me cuentan los abuelos, sobre cosas que te cuentan de los pueblos, y como en todos los pueblos de Castilla prácticamente pasan las mismas cosas, hay aveces las mismas anécdotas, que aveces de tanto pasar de una boca a otra al final es mentira todo. Se convierten en leyendas urbanas.

Ver la entrevista completa en el video.

Transcripción del audio Ana R.

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